Hombre, cada cual cuida los apechusques como cree conveniente, pero en mi caso, después del uso, suelo lavar todos los utensilios con jabón de manos y agua. Después seco bien con una toalla seca y dejo encima del lavabo para que se terminen de secar al aire.
En el caso de las maquinillas uso un cepillo de dientes suave, de esos blancos que dan en los hoteles, insistiendo en las zonas susceptibles de acumular restos de jabón de afeitar, con cuidado, sin apretar.
Nunca dejo la cuchilla puesta, sino que la quito, enjuago y seco bien con papel higiénico, para después colocarla envuelta en su papel, aunque sin cerrar del todo y dejo en el sitio del cajón al efecto.
En el caso de las brochas sintéticas sólo agua tibia, un buen rato y un poco de jabón de manos, repasando convenientemente la zona donde se une el mango con el mocho, que es donde suelen quedar restos de espuma.
Con las brochas de pelo natural, además del procedimiento anteriormente comentado, sí que les hago un lavado de pelo cada dos meses, con champú y un poco de suavizante.
Si además el mango es de madera natural, un poco de aceite de tung cada dos o tres meses, con cuidado de no manchar el pelo. Extiendes y dejas actuar un par de horas. Después limpias con papel de cocina y dejas secar al aire. Ojo, aceite de tung, que no de linaza, ni nada parecido, que le sale hongos.
Con los jabones, dejo secar medio día boca abajo y después los pongo boca arriba hasta el día siguiente que los tapo y los guardo en el cajón. Aunque hay algunos que necesitan más de 24 horas para secar.
Puede resultar que son un poco “coñazo” estos cuidados, pero que queréis que os diga, hay apechusques que valen su dinerito y me gusta cuidarlos…