Llevo tiempo con el runrún de la navaja metido en la cabeza. Es un reto al que me quiero enfrentar y marcar el de lo probado, me guste al final o no.
He vuelto al afeitado clásico, es un escalón superado, y el siguiente reto en el que poner el objetivo era la navaja.
Soy bastante terco y le doy muchas vueltas a las cosas, así que he estado mirando casi a diario distintos modelos, distintos precios, viendo las que se venden en el zoco, siempre tentado y siempre posponiendo una decisión definitiva por los siguientes motivos:
Por un lado, me tiran los clásicos. Me atrae mucho la idea de hacerme con una antigua y que continúe sumando años de servicio y no en algún armario.
Al mismo tiempo soy consciente de que soy un completo ignorante en el cuidado y mantenimiento de la navaja y tampoco me gustaría desgraciar una navaja con algo de historia. O que la falta de experiencia me haga desdeñarla, cuando la práctica con una más sencilla, me haría ir aprendiendo y luego poder dar el salto con un hierro añejo.
Otro factor era el coste. Prefería experimentar con algo que no me doliera machacar, y tampoco me quería gastar un dinero y que luego la navaja no fuera lo mío.
El viernes pasado visité una cuchillería que creía cerrada y hablando con los dueños, me convencieron de que llevara a cabo los planes, advirtiéndome de que no comprara algo que sirviera para pelar verduras . Salí de allí contento con la conversación, y con la decisión tomada.
No sé si he acertado, pero la conclusión es que todo este coñazo para contaros que me he pillado una navaja de 7 euros, GUAU.
Es un punto de partida. Tengo claro que si afeitarme a navaja es algo que disfruto, tarde o temprano me lanzaré a por una navaja antigua a la que mimar en condiciones y con algo de destreza.
Con esto tampoco termino con las dudas, desde luego. No sé qué asentador comprar ni que pastas y piedras se pueden adecuar en coste y cada cuánto usarlas.
Por eso reclamo la amable colaboración de los expertos que por aquí abundan. Os lo agradezco por anticipado.
Saludos a todos, y perdón por el tochaco