Primerísimas impresiones sobre la Dart y la Tatara.
Llevo dos afeitados con la Tatara y uno con la Dart, así aue esto no pretende ser una revisión ni un análisis comparativo, ni nada por el estilo, vaya eso por delante. Son solo las primeras impresiones al recibirlas y catarlas por primera vez.
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Ambos envíos han sido rápidos, sobre 8 dias. Los embalajes similares, algo mayor el de Blackland.
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Ambas presentaciones muy buenas; la Dart en la clásica caja de Blackland que utilizan para todos sus modelos. Caja bien hecha y robusta, de cartón endurecido por fuera y foam con siluetas para alojar maquinilla y posibles complementos. La Tatara usa una caja de cartón con interior en corcho natural con la silueta para la maquinilla y las cuchillas. El conjunto viene envuelto en papel de seda oscuro con un lacrado timbrado que revaloriza el producto y la presentación por encima de la Dart, aunque en realidad los materiales del embalaje sean más sencillos.
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Al abrir las cajas y encontrarnos cara a cara con las maquinillas, las sensaciones ya son distintas; la Tatara te susurra “Ya estoy aquí, fabricada con la meticulosidad y la pasión con que los Samurai hacían las cosas, y he venido para quedarme contigo para siempre”. La Dart te dice: “Hello buddy, acabo de llegar del oeste, he aprendido con los mejores y te demostraré de lo que soy capaz”. A la hora de probarlas ambas sensaciones se ratificarán.
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Maquinilla en mano, la Tatara denota mayor esmero en la fabricación y en los acabados; la arquitectura del cabezal, las formas delicadas, el suave matizado del material y la absoluta falta de defectos o el modo en que rosca hacen sentir que estamos ante algo innovador pero clásico a la vez; como si realmente el espíritu de perfección de los Samurai hubiese guiado a sus fabricantes a la hora de crear esta pieza. No es revolucionaria pero tiene algo de “nuevo”. La Dart es una maquinilla más convencional; Blackland ha hecho lo que sabe hacer y que ya ha demostrado con sus modelos anteriores: buen material, buen mecanizado y buen resultado. Es más convencional que la Tatara, resulta más pesada -el mango es contundente- y en conjunto tiene un aspecto más funcional y menos delicado.
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Primeras sensaciones con la Tatara: dos afeitados, el primero con Astra Verde y el segundo con PermaSharp, ambos a tres pasadas. Mejor el segundo afeitado. Es una maquinilla eminentemente suave y eso hay que compensarlo buscando hoja afilada. Las primeras veces que la roscas puede dejar dudas de si hay que seguir roscando o no; el mango debe penetrar dentro del cabezal para fijar bien la cuchilla y eso obliga a un recorrido de roscado mayor que en otras maquinillas. El peso es correcto, la longitud tambien, y sólo el grosor del mango puede causar algún problema si tienes manos grandotas o prefieres mangos gruesos. El grabado que tiene es suficiente y no resbala. Resumiendo, maquinilla muy muy noble, efectiva a tres pasadas -a una o dos otro gallo debe cantar- y como sé que nos gustan las comparaciones, diría que está entre una ATT M1 y una R1. Más cercana en suavidad a la M y mas cercana en apurado a la R.
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Primeras sensaciones con la Dart: un solo afeitado con Astra verde a tres pasadas. Lo primero que piensas “Coño; se nota que es de BlackLand…” Porque es que en cuanto empiezas a afeitarte piensas en la BlackBird -bueno, los que la hayan catado- no porque sea lo mismo, que no lo es, pero no sé por qué todo el afeitado pensaba en la Bird… será el aspecto, el rayado del mango, el sonido o no sé qué… ya lo averiguaré. Esta maquinilla juega en la liga de las agresivas sin duda, y con la Astra verde se sobra para dejar a tres pasadas un CDB de los buenos, pero no llega a ser la BlackBird. No llega a serlo, pero el resultado se acerca bastante. Es más pesada que la Tatara (puede que incluso la BlackBird, no las he pesado) el contundente mango, largo y feo, con la “campana” maziza que tiene al final hace sentir su efecto y “tira” de la maquinilla hacia el suelo, aunque el agarre es formidable debido a las profundas estrías verticales típicas de la marca y no hay riesgo de que resbale. Al roscarla hace crujir un par de veces la cuchilla, como si estuvieras amartillando una pistola…
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Conclusiones de los primeros afeitados:
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TATARA: preciosa, perfecta, innovadora, mejor con hojas afiladas, afeitados de rango suave a medio-alto según cuchilla y pasadas. Creo que llena un hueco mayor que la Dart, es menos agresiva pero también menos apuradora. Con dos afeitados ya sé que no la venderé nunca.
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DART: Contundente, con personalidad digna de la familia de la que proviene. Más clásica que la Tatara. Vale para todo tipo de cuchillas. Te valdrá si quieres ir a sólo una o dos pasadas. No tiene tantas contemplaciones y si te lo propones apurará de lo lindo. Para desgracia de los que somos amantes de Blackland este es un producto demasiado cercano a la BlackBird; no es la maquinilla de rango medio que algunos esperábamos, no termina donde empieza la BlackBird sinó que se solapa un buen trozo, pero ojo, no es la BlackBird, ni en nobleza, ni apurado, ni estética… ni precio. Pero no anda lejos.
Perdonad el rollo, no quería alargarme tanto y como he dicho al principio esto no pretende ser una revisión, son sólo pensamientos que me han acudido al recibir y estrenar ambas maquinillas. Ambas estupendas, me dice mi intuición -de la que mejor no nos fiemos mucho- que por el zoco aparecerán más Dart que Tataras; no porque sea peor, sinó porque se parece más a otras maquinillas que hay en el mercado. El tiempo dirá.
Gracias por leer y saludos Cordiales a toda la comunidad.
. He comprobado que la agresividad máxima que admite mi piel es la ATT R1.