El afeitado para muchos hombres se trata de una molestia rutinaria y con las prisas no prestan atención al daño que pueden hacer a la piel. El afeitado es el rey de los cuidados masculinos y merece cierta atención y dedicación para hacerlo correctamente y convertirlo en un placentero tratamiento de belleza.
06:00 hrs. de la mañana, suena el despertador y comienza el proceso rutinario: asentado de la navaja (40 pasadas). Después y durante la ducha lavado de la cara con jabón de Alepo y enjuague; Terminada la ducha caliente y una vez seco, con la cara y las manos húmedas, unas gotas (7 ó 8) de aceite preafeitado en una de las manos la izquierda se frota contra la otra y ambas a su vez contra la cara y barba dando un pequeño masaje, enjuague de las manos y secado; a continuación, con los dedos índice y pulgar de la mano derecha., una mínima cantidad de crema de afeitar y nos la aplicamos, repartiéndola sobre cara y barba; hoy, como la brocha es de pelo sintético, la humedecemos y escurrimos justo antes de empezar a batirla sobre el tarro de crema durante unos 10 a 15 segundos, y empezamos a frotarla sobre la cara con movimientos circulares al principio y durante al menos 30 segundos., añadiendo unas gotas de agua a la brocha si es necesario, y continuamos con movimientos laterales otros tantos segundos, intercalando algunos circulares y así hasta conseguir la espuma deseada; acto seguido sujetando la navaja comienza el rasurado empezando bajo la patilla derecha y a favor del pelo, con pases cortos y repetidos hasta completar toda la superficie de cara y barba, enjuagar un poco la cara, más por humedecer de nuevo la piel que por el enjuague en sí y volver a espumar de nuevo y comienza a la segunda pasada, a contrapelo, que se inicia desde el cuello bajo la patilla derecha. y sube hacia ésta, igualmente con movimientos cortos y repetitivos, hasta llegar a la mitad de la barbilla, lo mismo pero empezando por la parte izquierda del cuello hasta finalizar en la barbilla; volver a enjuagar y aplicar la espuma de confort con un leve masaje; enjuague y secado de la la brocha, limpiamos la navaja y las posibles salpicaduras de agua; con la espuma de confort puesta, ahora se elimina con agua fría sobre la cara y después una pasada con la piedra de alumbre, se guardan los utensilios y nos volvemos a enjuagar con agua fría y nos masajeamos, hoy, con la loción primero y a continuación con el bálsamo. Nos miramos al espejo y nos animamos con el resultado. Afeitado perfecto.
6:15 de la mañana, suena el despertador y ante eso, pie a tierra; a continuación al cuarto de baño, abrir el grifo de la ducha y empieza el ritual: Humedecer la cara y a la vez, pasamos el jabón de Alepo por la misma; frotar por aquí, frotar por allá y a enjuagar para quitar el jabón, acabada la ducha y una vez seco, a continuación y con la cara húmeda, que no empapada, aplicar el producto preafeitado; entre tanto, la brocha esta en remojo; dependiendo de la sequedad de la cara tras el producto de preafeitado, se humedece la cara o no y a continuación, después de sacudir la brocha un poco para descargarla del exceso de agua empezar a moverla en círculos sobre el jabón hasta lograr suficiente carga para al menos tres pasadas, acto seguido frotarla sobre la cara primeramente con movimientos circulares y cuando este la cara bien cubierta de espuma, seguir con movimientos lineales, se puede ir humedeciendo las puntas de la brocha, si la espuma resultante es demasiado espesa, para licuarla un poquito o al contrario, para sacar más espuma si es que está demasiado seca; una vez espumada la cara, asentar la navaja en el asentador de cuero e iniciar la primera pasada de norte a sur con la navaja siempre a favor del pelo, con pases cortos y algunas veces repetidos; terminada la primera pasada, enjuagar la cara y vuelta a la brocha y reetir los movimientos, para un nuevo espumado, segunda pasada de la navaja, normalmente transversal de este a oeste aunque algunas veces se repite la pasada a favor y tras ésta, nuevo enjuague y nuevo espumado y a continuación, el contrapelo, la tercera pasada de sur a norte, la que se hace con más calma, tras ella de nuevo enjuagar la cara y aprovechar la espuma que queda en la brocha para la “espuma de confort”, con ésta en la cara es el momento de limpiar los utensilios usados; la navaja, procedemos a su limpieza y posterior secado; sin más y en cuanto a la brocha, colocar bajo el grifo a la vez que se frota contra la palma de la mano para eliminar cualquier resto de jabón que pudiese quedar; hecho esto, escurrila haciéndola pasar con suavidad entre los dedos pulgar e índice que se han cerrado sobre el nudo después, un par de leves sacudidas para evacuar aún más si cabe el agua que pudiese haber quedado, tras lo cual es indispensable y muy importante frotarla con “cierta energía” sobre la toalla seguidamente se coloca en su percha hacia abajo, abrir de nuevo el grifo del lavabo, pero esta vez el del agua fría y nos pasamos las manos varias veces por la cara con agua fría para a continuación pasar la piedra de alumbre y mientras ésta hace su efecto ,máximo un par de minutos, recoger y asear el lavabo y alrededores; un último enjuague de la piel con el agua fría y, si se va a aplicar loción, lo haremos con la cara mojada y si es emulsión o bálsamo, con la cara seca o mínimamente húmeda. Fin de un afeitado satisfactorio.
Este es el modo de proceder diario de dos usuarios de navaja barbera. Si ha llegado hasta aquí, primero gracias por leer y segundo es que tiene curiosidad o está interesado en el tema este del afeitado clásico o tradicional con navaja barbera a partir de aquí trataremos entre los foreros de explicarle ampliarle y aclararle todo lo que ha leído.
El volver al afeitado clásico supone especialmente, convertir lo que hasta ahora era un trámite higiénico en un espacio para el placer personal que combina la masculinidad y el cuidado de la piel.
Además, y esto es también fundamental para muchos de los ‘conversos’, supone encontrar un tiempo para estar con uno mismo, para prestarse atención, relajarse y quizá huir del estrés diario durante, al menos, quince o veinte minutos.