La niña de mis ojos

Quería abrir un post dedicado a “las niñas de nuestros ojos” y que cada cual cuente su historia.

Todos tenemos navajas mejores, pero por un motivo u otro algunas veces tenemos un hierro viejo que utilizamos con inexplicable asiduidad.

Yo me tropecé en el mercadillo de Salamanca con una navaja con las cachas de baquelita destrozadas y una hoja de Solingen con mellas totalmente oxidada.

Me hizo gracia su marca y realmente fue magnética pues aún en un estado deplorable pagué mucho más de lo que sería razonable.

Tan pronto llegue a casa comencé a mimar aquella hoja, quité el óxido, quité las mellas e hice un nuevo bisel, la pasé por varias piedras y cueros hasta que quedó funcional.

Me gustan sus heridas porque forman parte de su historia por eso no le hice un pulido 100 % y tome prestadas unas cachas de una vieja Filarmónica DT que ya no servía para afeitar y las adapté como pude.

Sé que esas cachas no son las que merece, pero da igual, este patito feo se ha convertido en cisne. Ni que decir tiene que el acero antiguo de Solingen es espectacular, corta bien y va suave.

38 Me gusta