Poesía

Supongo q sabréis q bob Dylan se “puso” su apellido en honor a el

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Cuando murió mi madre lo ley muchas veces

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El vals vienes de Lorca, que no se copiarlo aiutto Per favore socorso

Pues no tenía ni idea :frowning::sweat_smile:

¿Sabes que te estoy mirando
cuando vas por agua al rio?
Sobre hierba triturada,
con fuerte olor a tomillo
y tras arboles gigantes
yo te miro.

luego sigo.

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Cernuda es de los grandes. Fue muchos años novio de un campeon de culturismo.
Persona sensibilisima.

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Es todo un viejo lobo: con sus grises pupilas,

las maneras calmosas y la tez bronceada.

Solemos vagar juntos en las tardes tranquilas;

yo le estimo, él me llama su joven camarada…

Está bien orgulloso de su pasado inquieto;

ama las noches tibias y los días de sol;

y entre otras grandes cosas dignas de su respeto,

es una, la más alta, ser súbdito español.

En tanto el mar se estrella contra las rocas duras,

él gusta referirme curiosas aventuras

de cuando fue soldado de la Marina Real;

de aquel famoso tiempo guarda como regalo

la invalidez honrosa de su pierna de palo

y su cruz pensionada del Mérito Naval.

Tomás Morales

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Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,

con sus faroles rojos en la noche calina,

y el disco de la luna sobre el azul romántico

rielando en la movible serenidad marina…

Silencio de los muelles en la paz bochornosa,

lento compás de remos en el confín perdido,

y el leve chapoteo del agua verdinosa

lamiendo los sillares del malecón dormido…

Fingen, en la penumbra, fosfóricos trenzados

las mortecinas luces de los barcos anclados,

brillando entre las ondas muertas de la bahía;

y de pronto, rasgando la calma, sosegado,

un cantar marinero, monótono y cansado,

vierte en la noche el dejo de su melancolía…

Tomás Morales

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Yo tengo preparada la maleta,
una maleta grande de madera,
la que mi abuelo se llevó a la Habana,
mi padre a Venezuela.
La tengo preparada: cuatro fotos,
una escudilla blanca, una batea,
un libro de Galdós y una camisa casi nueva,
la tengo ya cerrada y, rodeándola,
un hilo de pitera,
ha servido de todo: como banco
de viajar en cubierta,
como mesa y, si me apuran mucho,
como ataúd me han de enterrar en ella.

Yo no sé donde voy a echar raíces,
ya las eché en la aldea,
dejé el arado y el cuchillo grande,
las cuatro fanegadas de mi vieja,
¡La hostelería es buena! – me dijeron,
y cogí la bandeja,
“si señor, no señor, lo que usted mande,
servida está la mesa”…
yo por vivir entre los míos
hago lo que sea.

Vi a las mujeres pálidas del norte
arrebatarse como hogueras,
y llevarse las caras como platos
de mojo con morena,
tanto que aquí no dejan ni rubor
para tener vergüenza.
Vi vender nuestras costas en negocios
que no hay quien los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco
¡y lo que se vendía era mi tierra!

Pero no importa, me quedé plantado,
aquí nací, de aquí nadie me echa,
hasta que el otro día lo he sabido,
y he vuelto a hacer de nuevo la maleta,
he sabido que pronto vendrán de afuera,
técnicos de alambrar los horizontes,
de encadenar la arena,
de hacer nidos de muerte en nuestras fincas,
de emponzoñar el aire y la marea,
de cambiar nuestros timples por tambores,
las isas por arengas,
las palabras de amor por ultimátums,
por tumbas las acequias…
Si se instalan los técnicos del odio
sobre nuestras laderas,
los niños africanos, desvelados
bajo la lona de sus tiendas,
mirarán con horror las siete islas,
no como siete estrellas,
sino como las siete plagas bíblicas,
las siete calaveras
desde donde su muerte y nuestra muerte
indefectiblemente se proyectan.

Yo por mi parte cojo la maleta
que el viejo se llevó a las Américas
en un barquillo de dos proas
¡qué valientes barquillas atuneras!
tienen dos proas, una a cada lado,
para que nunca retrocedan,
vayan donde vayan siempre avanzan,
¿quién dijo popa? ¡avante a toda vela!

… y yo, ¿voy a marcharme acaso reculando?
¿voy a dejar que crezca
sobre la tierra mía
toda la mala hierba?
¿voy a volver la espalda
al forastero que vendrá con sus máquinas de guerra
a ensuciar de herrumbre las auroras,
de miedo las conciencias?

Pensándolo mejor voy a sacar
de mi vieja maleta el libro, la batea…
voy a pintar y a barnizar de nuevo
su gastada madera,
voy a quitarle el hilo y a ponerle
la cerradura nueva
y con ella vacía me acercaré a la Isleta,
y al primer forastero de la muerte,
que llegue a pisar tierra
se la regalo para siempre suya,
y que la use y nunca la devuelva
¡no quiero más maletas en la historia
de la insular miseria!

Ellos, ellos, ellos,
que cojan la maleta,
los invasores de la paz canaria,
que cojan la maleta,
los que venden la tierra que no es suya,
los que ponen la muerte en el futuro,
que cojan la maleta,
los que ponen cemento en el futuro,
que cojan la maleta,
que cojan la maleta,
que cojan para siempre la maleta.

Pedro Lezcano

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Mi patria no es el mundo;
mi patria no es Europa,
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra.

A veces por el mundo
con mi dolor a solas,
recuerdo de mi patria,
las rosadas, espléndidas auroras.

Mi espíritu es isleño
como las patrias rocas
y vivirá cual ellas
hasta que el mar inunde aquellas costas.

La patria es una fuente,
la patria es una roca,
la patria es una cumbre,
la patria es una senda y una choza.

Nicolás Estévanez

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Túnel de mi dolor, senda escondida:
te empecé a recorrer cuando era fuerte
y viejo me aproximo a tu salida.
Lo andado entre las sombras es mi vida
y al llegar a la luz será mi muerte.

Domingo Rivero

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Invictus

En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.

Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley.

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Y la gente se quedó en casa.
Y leyó libros y escuchó.
Y descansó y se ejercitó.
E hizo arte y jugó.
Y aprendió nuevas formas de ser.
Y se detuvo.

Y escuchó más profundamente. Alguno meditaba.
Alguno rezaba.
Alguno bailaba.
Alguno se encontró con su propia sombra.
Y la gente empezó a pensar de forma diferente.

Y la gente se curó.
Y en ausencia de personas que viven de manera ignorante.
Peligrosos.
Sin sentido y sin corazón.
Incluso la tierra comenzó a sanar.

Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los muertos.
Y tomaron nuevas decisiones.
Y soñaron nuevas visiones.
Y crearon nuevas formas de vida.
Y sanaron la tierra completamente.
Tal y como ellos fueron curados.

(Kitty .O’Meara – Poema escrito por esta exmaestra estadounidense y que se ha hecho viral en la red

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