Veo que todos los hijos recurrimos a los padres para que nos cuidéis de las mascotas durante las vacaciones. Mi padre también viene a hacerle compañía a mi gato y echarle de comer, eso si le dejó la ración de cada día en botes, el primer año que cuidó del gato no lo hice y en 5 días no veas lo que engordó el gato.
Sí, pero yo cuando nos vamos también se queda con mi perro, jajajaja es recíproco, son de la familia, es un miembro más.
Yo les doy de comer lo que ellos me dicen, si engorda será que estará enfadado contigo por dejarle solo y se hincha cuando te ve jajajaj
Buah, calla, que eso me recuerda a la historia de la última perra que tuvimos…
Una bretona (raza espagneul-bretón) preciosa, un manojo de nervios la mar de simpática (y miedosa, cosa curiosa en una perra de caza ) que se puso “henorme” de gorda porque:
mi viejo le echaba de comer
mi abuelo le echaba también de comer (le gustaba verla comer como todos los abueletes) pese a nuestras protestas (y hacía a mi abuela cocinarle algo si no había sobras!
para adiestrarla o hiciera caso había que utilizar indefectiblemente comida “extra”…
en sus rondas por el barrio (le gustaba pasearse sola, nunca le gustó la correa) como era una perra muy bonita y simpática llamaba la atención y los de los bares le echaban las sobras (esto lo descubrimos después, jaja)
Luego resultaba que en las primeras cacerías se asfixiaba de las caminatas y al día siguiente tenía… agujetas! Habéis visto algún perro con agujetas? La risión macho . Una vez un amigo se trajo otro perro bretón y parecían la madre y el cachorro de la diferencia de tamaño (de ancho sobre todo ). Por suerte según avanzaba la temporada se ponía más en forma que si no…
En fin, todo un personaje nuestra “Tana”… se le echa mucho de menos, nos la acabaron robando (demasiado confiada y poco vigilada me temo) y del disgusto mi viejo no quiso ya más perros (era el tercero que perdíamos, el primero murió por un cebo envenenado muy joven y el segundo de cáncer ).
Los padres y abuelos como deben ser, que no falte comida.
Una pena lo que pasó al final, con el cariño que se les coge a los animales… A mi suegra le pasó lo mismo, tuvimos una perra boxer estupenda que le hacía mucha compañía, siempre iba a su lado, llegó a aparecersele en la iglesia un domingo que estaba en misa , al final tuvimos que sacrificarla por un problema de salud y no quiso más animales. A mi fue una perra que me marcó mucho, al poco de venirse mi gato para mi casa yo lo tengo llamado por el nombre de la perra. Aunque ahora este sinvergüenza me tiene ganado.
Creo que son de raza “callejera” con algún cruce por ahí de siamés (o sucedáneo) por lo del ojo azul y en general un par de caprichos genéticos curiosos y bonitos